Soy una persona con desprendimiento total de retina y parálisis facial de 42 años de edad, me he dedicado a mi hogar toda mi vida al lado de mis hijos y familia.  Un día comencé a sentir mi visión borrosa, le comenté a mi esposo, pero nunca fui a un médico por problemas económicos. A los días tuve una impresión muy fuerte en mi familia y se me nublaron por completo los ojos. 

Asistí de emergencia al oftalmólogo quien me que había sido desprendimiento de retina total en el ojo izquierdo. Además, en el ojo derecho me realizaron una cirugía pero quede con muy poca visión, y ahora tengo una catarata también.  

Me refirieron a la Sala de Rehabilitación en Baja Visión de FUNDAL y he asistido a mis terapias por aproximadamente 8 meses, que han sido de mucha bendición.  Desde el inicio me trataron con mucho respeto y dedicación, dándome ejercicios para realizar en casa, filtros para tolerar mejor la luz solar y recomendaciones para usar contrastes en los ambientes y realizar actividades cotidianas como lavar trastes y cocinar. 

Me ha dado esperanza y ánimo para recuperar mi vida y mis actividades en casa. Me siento fortalecida por el apoyo que mi familia me ha dado para asistir a mis terapias.